EUROPA
PRESS
19 marzo
2018
La
obesidad puede promover la resistencia a la terapia antiangiogénica para el
cáncer de mama
La obesidad, que ya se sabe que reduce
la supervivencia en varios tipos de cáncer, puede explicar la ineficacia de los
inhibidores de la angiogénesis en el tratamiento del
cáncer de mama. Un equipo de investigación liderado por científicos del
Hospital General de Massachusetts (MGH, por sus siglas en inglés), en Estados
Unidos, describe por primera vez que la obesidad y los factores moleculares
relacionados con la obesidad parecen inducir resistencia al tratamiento antiangiogénico en pacientes con cáncer de mama y en dos
modelos de la enfermedad.
Su informe en 'Science Translational Medicine' también detalla los factores
específicos vinculados con la obesidad que subyacen a esa resistencia y
describe posibles estrategias terapéuticas que pueden superarla. "En
conjunto, nuestros resultados clínicos y preclínicos indican que la obesidad
fomenta la resistencia a la terapia con factores de crecimiento endoteliales antivasculares en el
cáncer de mama a través de la producción de varios factores inflamatorios y proangiogénicos, según el subtipo de cáncer", dice el
autor principal del informe, Joao Incio, de los
Laboratorios Edwin L. Steele para Biología Tumoral en el Departamento de
Radiología Oncológica de MGH--. Dirigirse a estos factores de resistencia puede
rejuvenecer el uso de la terapia antiangiogénica en el tratamiento del cáncer
de mama".
Aunque los prometedores estudios iniciales llevaron a la
aprobación acelerada de la agencia estadounidense del medicamento (FDA, por sus
siglas en inglés) de bevacizumab, un medicamento
contra el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) para el tratamiento
del cáncer de mama metastásico, la falta de beneficio
de supervivencia a largo plazo en varios estudios posteriores llevó a la
retirada de la aprobación. Varios trabajos han asociado la obesidad con menor
supervivencia en el cáncer de colon, particularmente en pacientes que reciben
terapia antiangiogénica, pero su papel en otros cánceres ha sido incierto.
Casi el 70 por ciento de las pacientes con cáncer de mama
tienen sobrepeso u obesidad después del diagnóstico, y se sabe que los tumores
de mama contienen una parte significativa de tejido adiposo (graso). La
obesidad también se relaciona con mayores niveles de factores inflamatorios y angiogénicos además de VEGF, que pueden contribuir a la
resistencia anti-VEGF. Este estudio fue diseñado para
investigar la hipótesis de que la obesidad promueve la resistencia a la terapia
anti-VEGF para el cáncer de mama a través del aumento
de la producción de esos factores.
Hacia la
personalización de la terapia
El equipo de investigación primero analizó los datos de un
ensayo clínico de 99 pacientes con cáncer de mama tratadas con bevacizumab, primero solo y luego con quimioterapia, que
mostró que el tratamiento anti-VEGF solo benefició a
una pequeña fracción de pacientes. Los científicos detectaron que los
participantes con mediciones del índice de masa corporal (IMC) de 25 o más,
clasificadas como obesas o con sobrepeso, tenían tumores de promedio de 33 por
ciento más grandes al momento del diagnóstico que las pacientes con IMC menores
de 25.
Además, las muestras de tumores de pacientes con niveles más
elevados de grasa corporal presentaban un suministro vascular reducido, lo que
puede interferir con la respuesta a la quimioterapia. Los niveles circulantes
de interleucina 6 (IL-6), una molécula proinflamatoria y factor de crecimiento de fibroblastos 2
(FGF-2), una molécula proangiogénica, se elevaron en
pacientes con IMC más altos, y estos factores se expresaron en adipocitos (células grasas) y en otras células cercanas
dentro de los tumores.
Varios experimentos en dos modelos de cáncer de mama en
ratones, uno de cáncer positivo al receptor de estrógeno (ER, por sus siglas en
inglés) y uno de cáncer triple negativo, respaldaron las implicaciones de los
hallazgos de la investigación clínica. El microambiente de tumores en ratones
obesos, que presentaba muchos adipocitos y niveles
reducidos de oxígeno, se vinculó con una respuesta reducida a un fármaco anti-VEGF.
En el modelo ER-positivo, los adipocitos
y ciertas células inmunes dentro de los tumores de los animales obesos sobreexpresaron varias moléculas inflamatorias y angiogénicas, incluida la IL-6. El bloqueo de IL-6 en esos
roedores aumentó la respuesta a la terapia anti-VEGF
a la observada en animales delgados.
En el modelo triple negativo, los animales obesos
presentaban niveles aumentados de FGF-2 pero no de IL-6, y la inhibición de
FGF-2 subió la respuesta al tratamiento a los niveles observados en animales
delgados. En ambos modelos, el bloqueo de cualquiera de las moléculas no mejoró
la respuesta al tratamiento en animales delgados.
"Este es el primer estudio que propone marcadores como
el índice de masa corporal que podrían ayudar a personalizar la terapia anti-VEGF, con el bloqueo de moléculas como IL-6 o FGF-2 en
pacientes con cáncer con sobrepeso u obesos --plantea Incio--.
Identificar y validar los biomarcadores predictivos
de la respuesta al tratamiento y obtener la capacidad de clasificar a los
pacientes con respecto a cuál de las más de una docena de terapias
antiangiogénicas actualmente disponibles sería más beneficiosa siguen siendo
las principales prioridades en oncología".